Obama se encargó de declarar la iniciativa postergada en persona, al señalar que los legisladores no estarían dispuestos a abordar este tema polémico cuando muchos buscan la reelección y ya tienen que tratar otro gran paquete legislativo sobre el cambio climático.
"No quiero que hagamos algo que no resuelve el problema sólo por motivaciones políticas", dijo Obama a los periodistas el miércoles por la noche en el avión presidencial.
La reforma migratoria fue una promesa de campaña de Obama, que dijo a grupos de activistas hispanos que la emprendería en su primer año de mandato. Sin embargo, la crisis económica, un temario abultado, el partidismo de un año electoral y la falta de voluntad de muchos políticos incidieron en que el Congreso demorara en tratar el tema y, finalmente, Obama decidió dejarlo de lado.
Al hacerlo, el presidente apostó a que aprobar la reforma luego de estas elecciones no será tan perjudicial para su partido dentro de dos años, cuando él busque ser reelecto, como lo sería ahora. Sin embargo, algunos activistas prorreforma advierten que la demora podría desanimar a los votantes latinos, que suelen votar más a los demócratas pero en noviembre podrían decidir no ir a las urnas.
Algunos demócratas pensaban que impulsar la reforma ahora sería un aliciente para el partido, ya que si fallaba, la culpa recaería en la reticencia de los republicanos. Pero en realidad muchos oficialistas tampoco deseaban tratar el tema este año.
Quizás porque esperaban la decisión de Obama, algunos de los principales senadores demócratas divulgaron un boceto de reforma, que The Associated Press obtuvo el martes: preveía, entre otras medidas, obligar al cumplimiento de metas en la seguridad fronteriza antes de que se permitiera la legalización de los inmigrantes indocumentados.
En un comunicado, el propio Obama elogió esa propuesta incipiente, y la consideró "un paso muy importante en el proceso de reparar nuestro sistema de inmigración, que no funciona".
Obama declaró que "lo que ha quedado claro es que no podemos esperar más a que nuestro sistema roto de inmigración, algo en que tanto demócratas como republicanos coinciden en que no funciona".
Pero ya para el miércoles, la presidenta de la Cámara de Representantes Nancy Pelosi dio pocas esperanzas de que la iniciativa tuviera esperanzas en el Congreso.
"Si va a haber algún avance en este tema, requerirá el liderazgo del presidente tanto como un apetito... ¿cuál es la palabra? Una voluntad de avanzar en el Congreso", dijo.
John Boehner, líder de los republicanos en esa cámara, fue más directo. "No hay ninguna posibilidad de que la inmigración avance en el Congreso", dijo el martes.
El principal defensor de la reforma entre los demócratas, el representante Luis Gutiérrez, dijo que muchos latinos "probablemente decidan quedarse en casa" el día de las elecciones. Sin embargo, agregó, la aprobación de una estricta ley contra los indocumentados en Arizona podría llevar a muchos a ver que "el enemigo es tan malvado y vengativo, que tengo que ir a votar".
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